Blogia
Cerrolaza

Poesías

APUESTA VIDAS

APUESTA VIDAS  

Casi cincuenta años

bajo la sombra de su bigote, ella;

sobre las curvas de sus rodillas, él;

una mesa coja, regalo de boda,

y siete comidas a repartir en otros tantos días.

 

Y no estoy hablando de amor.

 

Dos hermanos hijos de un mal portero;

el mayor cambió sus vidas,

el menor, al movimiento desapercibido,

como las hojas o las bolsas del Día (cinco céntimos de plástico),

se balancea en un huracán enano que gusta del baile lento.

 

Y no estoy hablando de amor.

 

Cien sueños desesperados

enterrados en rutina y besos incoloros,

igual que el agua de abril

cuando se ha pasado la adolescencia.

Y el paseo de los domingos sigue temblando

con un nudo en la garganta,

sin voz, sin sabor, sin agüita de mar ni de océano.

 

Y no estoy hablando de amor.

 

Bodas de hijos, nietos, perros,

alergia a los gatos y abandono de estudios,

empleos y cuberterías de Ikea,

cuando el tiempo se pierde jugando a ser un niño

que corre y vuela y salta sobre los charcos del horizonte;

no hay vuelta de hoja

ni divorcio de las autopistas que surcan las caras

alegres, amargas,

a veces, a ratos,

de una pareja en la que han nacido el respeto,

el tiempo y el pasado.

 

Y no estoy hablando de amor.

 

Luego, la memoria

- jugadora empedernida de póker -

apuesta vidas sin pestañear

y pierde seis veces pensando en un tres doble a los dados,

pero las cartas no tienen forma cúbica

y el olvido es un crupier con muy buen porte.

La banca siempre gana.

 

Y no estoy hablando de amor.

BATRACIOS

BATRACIOS  

Las puertas de un país ensombrecido,

con muro ceniciento no barrido,

se cierran con llave a la misma hora

que despiertan al ojo dormido

bajo un techo con goteras de aurora.

 

Y dícese de ellos diligentes

- de un corcho no parecen diferentes,

sus cuernos de alcornoque sin encanto

lucen como pinturas fluorescentes -,

que engañan o engañados, monta tanto.

 

Donde dijeron "digo", dicen "dijo"

y acusan al que es pródigo o es hijo,

no hay vuelta de una tuerca que se enrosque

más que su vil serpiente contra fijo

o móvil, transparente ven el bosque.

 

Desmienten que algo fuese verdadero,

que es cierto, pero incierto fue primero,

y estrellan, boca a boca, sus migrañas,

sus entradas de mar de calvicie de enero,

sus enredos de postal, sus telarañas.

 

Hoy prohíben en sueños hasta el tabaco,

si fumas serás el hombre del saco,

recuerdos de un Chicago adolescente,

recuerdos de los polis contra el caco,

recuerdos de un respeto algo incoherente.

ACCIDENTE EN MADRID (SONETO POLISÉMICO)

ACCIDENTE EN MADRID (SONETO POLISÉMICO)

Para el Empecinado, que sé que le gustará 

 

Monótono es jugar al claroscuro

de símiles buscando alguna cura,

por dios, nadie me traiga hasta aquí al cura

de túnica febril color oscuro.

 

A ratos el adverbio cae al suelo,

a veces el sonido nos enferma,

a veces la melodía se merma,

me enervo alguna vez, aunque no suelo.

 

Repito ese ojalá, fueses o vayas,

el puente escuchará maullar al gato;

con un puente estrellé contra las vallas

 

este auto, ¡por favor, traigan un gato!,

al móvil pido ayuda y como bayas

del madroño que me hizo nacer gato.

EL ALMA TORPE (El Lechero y el Diablo)

EL ALMA TORPE (El Lechero y el Diablo)

Fue una noche singular:

nadie lo vio exactamente,

pero saben que el lechero,

harto de mil sueños rotos,

se fue hasta el cementerio.

 

Allí, con pala, a cavar

hasta agrietarse las manos,

hasta tocar los gusanos,

hasta en el infierno dar.

Llegó y firmó tres contratos

con sangre y ojos de sal,

mirando de frente al mal,

al que temen los beatos.

 

Uno para abastecer

de leche la tierra toda;

otro para merecer

a la amante de su boda;

y otro para no caer

con su cántaro de nuevo

- “que soñar es lo que quiero,

ten mi alma, Lucifer” -.

 

El diablo, sonriendo,

que se fortaba las palmas

pensando en la nueva alma

blanca y limpia del lechero.

Y tan contento iba él,

saltando por sus infiernos,

que no vio la piedra en medio

y se cayó en un traspiés.

LUCIÉRNAGAS

LUCIÉRNAGAS

Un Camarón resplandeciente

con la risa del viento

                                  y la cerveza

como al mirarte

pintando a carboncillo

tus pisadas.

 

Un Camarón de foto amarillenta

con el color azul

                           de sus palabras

manchando, levemente,

tu comisura

                                      y tu barbilla.

 

Un Camarón sin voz ni cante hondo

sin labios empañando la mampara

                                                       frente a tu ducha

dormida en albornoz

bailando sueños

                           tan pegados. 

Un Camarón por siempre

entre cigarros

                            humo y guitarras

aquí, contigo y nuestro,                           ¿no las oyes? 

Luciérnagas en vela

sin hacer el más mínimo ruido en esta noche.

DONDE EL OLVIDO ES PAISAJE

DONDE EL OLVIDO ES PAISAJE

A los pies de su tumba escucha

rumores de felicidad encauzados

en un río de vida inerte que baja

navegando entre huesos.

 

A los pies de su tumba grita

por qué no fue ella primero

la que bailó con la dama

que siega campos de sonrisas.

 

Y es a los pies de su tumba

donde olvida los morados,

las comidas silenciosas,

la rutina afilada y cortante;

donde le sonríe a penas

un regalo mal envuelto

junto a un ramo de claveles

donde el olvido es paisaje.

 

A los pies de su tumba golpea

los pies de la losa de su hueco

con la rabia del cariño,

con la envidia de los que se saben eternos

hasta un final, y una tumba,

cuyos pies no pisan cementerios.

 

A los pies de su tumba vuela;

y es un cuervo con pañuelo

para el luto de domingo.

 

 

Y es a los pies de su tumba

donde aparecen buenos ratos,

el vino de mesa y las paellas de restaurante,

las sorpresas antes del matrimonio,

los besos a escondidas,

los nervios de su primera vez.

 

Y es a los pies de su tumba

donde el olvido es paisaje

de primavera y el otoño se entierra

tras las puertas del cementerio.

ESTE BESO

ESTE BESO

Arde la manzana del Vesubio,

derritiéndose la cera en sus adentros,

figuras de algodón que tendrán vida

corta y callada; cuando te acercas.

Toco fondo, un té rojo echa humo, 

sus posos no son mapas de tesoros

ni de cajas escondidas por adolescentes

enamorados de una eternidad difusa

en una juventud tan clara, tan tenue

y transparente; mientras te acercas.

Y, suave, la vela apaga dudas entre mares

que borran esos charcos que pisamos;

un paso más.

La hora no señala números de aire,

porque es aire y pasa a ras del suelo

en un silbido que suena como dos respiraciones

al compás; labios frente a labios.

Detente, agarra este momento en tu memoria,

en mi recuerdo, en nuestro sueño, sabrás

que no se repetirá, aunque a veces te parezca

revivirlo, trotando en las miradas que reflejen

nuestras bocas, tan cerca como en una palmada

se confunden nuestras líneas de las manos,

mientras te acercas, labios frente a labios,

para dar y recibir este beso.

CENICIENTA

CENICIENTA

Cenicienta existió a veces

con banda sonora propia

y otras veces... no.

 

Inventó los zuecos naranjas

hechos a base de calabazas y sueños rotos,

perdió un beso en el baile de fin de curso

y, en la medianoche del reloj,

detuvo un suspiro de alegría en su desván

al ver que los cepos de su madrastra

habían funcionado, demasiado.

 

Cenicienta existió a veces

en mp3, para no desfasarse,

y, otras veces, su vida fue un pause eterno del dvd,

guardaba su diario en un calcetín

y el calcetín en un pequeño baúl de nácar

escondido bajo la tarima flotante que barría sin cesar.

 

Soñó con ponys blancos de nube

atados, girando en círculo en la feria,

y giraba como un pony,

los ojos cerrados,

con su único pañuelo agarrado a sus dedos

bailando al son del viento.

 

Cenicienta existió a veces

en las mentes de las feas hemanastras,

pero no era Doctora en Cirujía Plástica,

por eso la odiaban

y le escabullían los zapatos del armario,

cuando no miraba,

cuando sus ojos buscaban un pirata en el horizonte,

sí, Cenicienta soñaba que era Jack Sparrow

y no un príncipe pitufo quien la rescataba,

siempre le gustaron el mar y el trocito de limón en el cubalibre.

 

Tuvo complejo de Blancanieves a los quince,

por eso evitaba las manzanas

y nunca quiso saber por qué ardió Troya.

 

Cenicienta existió a veces

en todas las muchachas cuyos ojos brillan al olor del romero

- como los tuyos -,

y, otras veces, apagaba el despertador,

sin levantarse de la cama,

para quedarse cinco minutos más escondida

en un cuento.

Sin palabras

Sin palabras

Tus pezones al cielo,

mi boca sin palabras vacías,

tu zumo de pomelo

mi hambre a todas horas;

 

Los pétalos de hielo

y su escarchada risa,

las caras sin su velo,

el fuego de la aurora.

 

Minutos en silencio,

las preguntas sin prisa 

- ¿te has cortado el pelo? -;

sé que el placer te adora.

Cuatro y dos

Cuatro y dos

Se cierra la rosquilla, por mi boca,

al tiempo que el ojal es desflorado;

huele a sirena toda en mar salado,

calla las tempestades, me convoca.

 

Asaltan lengua y dientes, de oca en oca;

el donut, alfiler azucarado,

responde, tutea a Don Maldonado,

se arrima hasta el amor, a quien trastoca.

 

Espolvorea en rayos y centellas

relojes atascados en el alba,

intentan no parar, pero termina.

 

Después, cigarros, fuego, dos botellas;

y parece perder, pero se salva,

la niña que en pasiones ya germina.

SERÁ QUE LA FORTUNA

SERÁ QUE LA FORTUNA

Nos jodió el destino,

no te extrañe, y nos quedamos atrás,

sabes que nunca atino

si lanzo piedras al mar.

Anoche el bosque

parecía tapado con tu piel:

arropadito todo

por dos labios que lo cuidan con fe.

 

Me he pasao la vida

apostando a caballo perdedor,

al número trece

y siempre al boxeador de cartón.

En tu cama el día

no amanece sin que muera el dolor,

haces nacer la risa

con tu prisa y tobillos de algodón.

 

Será que la fortuna

no se obtiene por medio de un cupón,

será que la herradura

de la suerte se esconde en tu cajón.

Si quieres nos miramos

el ombligo a cada paso que doy,

si quieres ya termino

de escribirte cosas del corazón...

LLORAR TU OLVIDO

LLORAR TU OLVIDO

Gritos de felino,

no me digas que no te supo bien;

las piedras del camino

me van hiriendo los pies;

cualquier desierto se parece

a mi oscura habitación;

y, ya lo ves,

no sé afirmar que naufragó nuestro amor.

 

No fue el destino,

nadie desertó por temor,

sabes que fue distinto:

la carta dentro del cajón,

tu vaho en el espejo,

el chinchín que nadie brindó…

No lloraré tus pasos,

ni pienso besar tu olvido.

 

Solo en la madrugada,

la luna no salió;

tus besos de alquitrán,

mi vaso tan vacío…

quiero bailar sin manos

por no tropezar con dios. 

 

Hay preguntas que machacan

respuestas que no saben ver,

hay copas que no se acaban

si no paras de beber;

fuiste una loca cordura

y una cuerda de papel

que atabas de pies y manos

cuatro versos en mi piel.

 

No fue el destino,

nadie desertó por temor,

sabes que fue distinto:

uno y uno fueron dos,

carmín en mis camisas,

el disco que nunca sonó…

No lloraré tus pasos,

ni pienso besar tu olvido.

 

Son las cosas de la vida,

fueron los recuerdos de ayer,

sentir el sinsentido

de ser y no querer ser;

fuiste dos veces siete

- la locura es tan cabal -,

catorce veces nunca,

la tinta del tatuar.

 

Solo en la madrugada,

la luna no salió;

tus ojos de azafrán,

mi pecho tan vacío…

quiero cantar sin manos

por no asimilar tu adiós. 

 

No fue el destino,

nadie asesinó nuestro amor,

sabes que fue distinto:

te dejaste el camisón,

las lágrimas, la risa,

fotos de tu comunión…

No lloraré tus pasos,

ni pienso besar tu olvido.

UNE LOS PUNTOS

UNE LOS PUNTOS

Servida la mesa

de cartón y de conchas de mar,

la orilla te besa

tan ardiente tu espalda hacia la libertad,

desnuda (te pesa

la más fina tela cuando vas a amar),

caricias de fresa

repartidas en mi azar,

el aire se espesa…

 

Y porque nos sentimos cerca

como una lágrima en el mar,

dejamos los labios sellados

- nunca los voy a separar -

y porque abrazamos tinieblas,

pensamientos de callar,

nos sabemos enamorados

dejando la vida pasar.

 

Mis dos manos van juntando

todos los lunares que muestra tu piel:

me voy dibujando…

 

Ya desayunando

divisas cometas de niños de ayer,

yo sigo roncando

tus dedos se pinchan, barba de papel;

abro las pestañas

y aparece un mundo al verte sonreír;

mi boca destapas,

balanceos del ir y venir,

la brisa se marcha…

 

Y porque nos sentimos cerca

como una lágrima en el mar,

dejamos los labios sellados

- nunca los voy a separar -

y porque me abraza tu lengua,

te acaricia mi mirar,

nos sabemos enamorados

bebiendo la vida al pasar.

 

Tus dos manos van juntando

todos los lunares que muestra mi piel:

te vas dibujando…

COMO BOLA POR TRONERA

COMO BOLA POR TRONERA

Caía como bola por tronera,

saltaba igual que una pluma hacia el cielo,

las nubes entonadas, suave velo,

mataban, poco a poco, su quimera.

Un joven de adolescencia implacable,

de gritos y barba infantil naciente,

callado, la mirada reluciente,

austero, pensamiento inflanqueable.

Corría como James Dean con cigarro

en la boca, chupando la vida toda;

tosía, ni un invierno sin catarro

sin toses ni sin su noche beoda;

decía, la garganta en un desgarro,

la muerte será la novia en mi boda.

® Gonzalo López Cerrolaza, Agosto 2006

FONOLOGÍA DE AMOR

FONOLOGÍA DE AMOR  

No me acordé de olvidarte,

no me olvidé de quererte,

yo nunca quise dejarte

y nunca dejé de verte.

 

Te vi pasar por la acera

fría y gris como el acero,

sé que eras mi primavera

y que no soy el primero.

 

Sueño que sueñas conmigo,

contigo sueño que sueño,

me desatina el destino

y deseo tu deseo.

 

Me tientas, me tienes

jugando con los fonemas,

me matas, me sanas,

me alegras y ¡ay! me apenas.

 

No me acordé de olvidarte,

no me olvidé de quererte,

yo nunca quise dejarte

y nunca dejé de verte.

 

Te vi subir la escalera

cual caracol retorcida;

yo me bajo a las galeras:

remos tan sólo de ida.

 

Odio querete y no puedo

querer odiarte, y lo intento,

pude no amarte y no quise,

intenté parar el tiempo.

 

Me tientas, me tienes

jugando con los fonemas,

me matas, me sanas,

me alegras y ¡ay! me apenas. 

MORFOSINTAXIS DE AMOR

MORFOSINTAXIS DE AMOR  

Soy por ti enamorado, participio,

soy siempre y todo tuyo, posesivo,

y soy tuyísimo, superlativo,

hasta mi final, desde tu principio.

 

Escucha un momento, imperativo,

soy lo que tú quieras, deseo soy

de lo que deseas, contigo voy

al fin del mundo, desiderativo.

 

Ya no existe él, tercera persona,

y ellas fueron olvidadas, pasado,

sólo tú eres mi futuro, presente.

 

Sabes que en verdad lo siento, perdona,

pero siempre te querré, estoy colado,

no es una frase, mi corazón no miente.

DE LA CABEZA A LOS PIES

DE LA CABEZA A LOS PIES

Eche un piñón, dos almendras,

media cáscara de huevo,

una avellana y dos pepitas de sandía.

Ya tenemos su boquita,

los ojos - elija el licor que coloree las almendras a su gusto -,

la nariz y los lunares

y, del huevo, la barbilla;

receta de una mujer

de la cabeza a los pies.

 

Machaque pelos de un coco

con cáscara de melón,

teñiremos su cabello

con yema de huevo al sol,

o bien con pimienta negra

o con rojo pimentón.

 

Eche tres plumas de cisne

que, suaves, crearán su cuello,

desmenuce un aguacate

para el tacto de sus hombros;

los brazos, los antebrazos

se harán con masa de plátano

y fresón.

¡ay, las palmas de sus manos!:

mandarinas y papayas;

 y la piel se hará de aceite…

mmm... de girasol.

 

Los pechos se harán al gusto,

pero no podrá faltar

el sabor de las cerezas

ni el azúcar de un helado

de turrón.

El ombligo es cosa fácil:

una rosquilla de anís,

diminuta, agazapada,

temblando para no desmenuzarse,

como esperando la nieve de enero.

Receta de una mujer

de la cabeza a los pies.

 

Use luego la ternura

de un buen cordero lechal,

tendremos los firmes muslos;

¿las rodillas? Eche un par

de níscalos maduritos;

¿los tobillos? Ponga huesos

de melocotones rojos

con su piel tan fina y tersa

alrededor;

La dorada es por su carne,

firme, blandita a la vez,

tendremos ya los gemelos;

sólo nos faltan los pies

- y no, estimado lector,

aquí no hablaré del queso

de Roquefort -,

los pies se harán horneando

dos berenjenas sin piel,

una pizca de limón

y sémola de maíz;

receta de una mujer

de la cabeza a los pies.

 

Me dirán: “¿y el corazón?”,

miga de pan de chapata,

aunque falta ese toque de locura,

esa enorme sensatez,

esa fuerza de diamante

y esa mirada que mata

y, a la vez, te hace vivir.

Eso, estimado lector,

debe ser una gran secreto

guardado por abuelitas,

como mapa de tesoro

de corsarios y piratas,

porque no encontré receta

que componga a una mujer…

de la cabeza a los pies;

y, sin embargo, encontré

una mujer a mi lado,

que completa mi receta,

y que cocina en mi cuerpo

sólo con pensar en ella,

el sentir que soy feliz

y el saber que estoy completo,

de la cabeza

a los pies.

DE CORRIDO

DE CORRIDO

De corrido escribo un verso

que salte a tu espalda y trepe

llegando a pintar tu cuello;

 

de corrido, un tenue beso,

la penumbra de un saludo,

un hola, un aquídenuevo

y estos pies que se me escapan

taconean porque quieren

una canción esmeralda;

 

que el verde se pinta al alba,

si amanece el cruel verdugo

del ring-ring en tu mañana;

 

de corrido escribo versos,

mi mano sube tu falda

de corrido,

       por deseo.

ME RESUCITAS

ME RESUCITAS Te envuelvo en papel de plata;
te encuaderno en una nota en la nevera;
te oxido durante los meses de sequía;
te almidono al cuello de mi camisa de domingo;
te dibujo en postales de Zamora;
te cuadro, rompo filas y te mando;
te asalto los bancos de besos;
te tomo de descanso todo el lunes;
te toco dorremises, miss mivida;
te atrapo en una red de yemas de dedos;
te estorbo en los sueños de tus siestas;
te empiezo las semanas hacia el martes;
te observo con gafas de vista cansada;
te fugo de cárceles la sonrisa;
te desnudo el traje de faena;
te incorporo la nuca siendo miércoles;
te preparo un té caliente con limón;
te cuido como Pablo a Claudinita;
te fumo los cigarros de la piel;
te ayuno con mi gula de los jueves;
te suicidio mi cuerpo hasta tus pies;
te pronuncio hasta borrar las palabras;
te recito siete versos de Galeano;
te enredo los peinados para el viernes;
te grabo en un compacto los latidos;
te regalo mi presente hoy mismo;
te paso descansando todo el sábado;
te deseo, me muero, resucito.

DIEGUITO

DIEGUITO En respuesta a su soneto Con el alma desnuda

Sobre el tacto de folios bajo el agua,
sostenida del cielo una gaviota,
nos dejas la belleza de tu nota
que sacas de debajo de una enagua.

Sostiene sal tu mar, ¡abracadabra!,
por ver, cuando del cielo una flor brota,
mujeres, de la reina hasta la sota,
desnudas, vestidas con tu palabra.

Así, de arena y sal, de carne y boca,
de manos enlazadas a una pluma,
tu ser abraza el alma, hasta su roca,

e impide que tu verso se consuma.
Y yo te escribo hoy porque me toca
al punto que tu voz se vuelve bruma.