AÑO NUEVO
He debido comerme doce uvas
para sentir el eco de tu silbido;
fluyen, como el agua de los ríos,
los versos en este teclado imperfecto.
Y las copas de anoche parecen árboles
perennes, monedas tintineando,
espadas haciendo ruido;
pero sólo tú, aun dormida,
eres quien baila al compás de mi corazón
sobre esta partida de cartas sin apuestas.
1 comentario
Naná -
Y como soy una viejecilla curiosa, como debió ser tu "hada locuela", me gustaría saber si hace años, cuando viste por primera vez a tu Bella Durmiente, te bastó un cruce de miradas, para quedar "arrobado" para siempre. ¡Despiertalá, que estos días son preciosos!
Besitos de champán y turrón para los dos.