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Cerrolaza

QUITAPENAS

QUITAPENAS Detesto ser capaz de hacerte daño,
habita en mí la sal de los terrones
de azúcar, la maldad sin intención.

No es cierto que sabré saltarme el muro
de carne y de ternura levantado.
Quisiera detener todas las horas.

Antaño decidí aprenderlo todo
teniendo un clavel entre los dientes,
bailando, me abracé a un tango de rubia
mirada de un azul mayor que el rayo.

Descubrí que al final no había túnel,
que son más negros que el carbón los grises,
quien domina es el único que juega,
el resto somos sólo una canción.
No vale, apostaste con mis cartas;
dos ases no dejan de ser dibujos
pintando hacia la muerte del deseo.

¡Lector! Admire este tocadiscos
en vida, que viviente soy un baile.
Escuchan, son los únicos que sueñan
teniendo un clavel entre sus dientes,
los tangos de Gardel quitan las penas.

4 comentarios

Gonzalo -

Gracias, chiquillo. Un fuerte abrazo.

Pablo A -

Cerro, me lo enviaste para que lo comentara y, diciendote que me ha gustado, no puedo decirte más. Es que, de verdad, que de poesía no entiendo ni papa.

Gonzalo -

Muchas gracias, Bielka. Es un placer saber que te ha gustado, y más aún saber que entraste aquí. Un fuerte abrazo.

Bielka -

Hala, hala, qué bien. Y con fotos como antiguas y todo. Saluditos, A_las_cuatro, vecino de blog.