LA MIRADA
Desde aquí veo las montañas de Gijón y bailo en las nieves de sus picos; desde aquí huelo las rosas rojas de tu jardín en Cuzco y la tarta de manzana de la señora de esa esquina de Azuqueca; desde aquí palpo las mejillas suavitas de aquellos trillizos de Ruanda y siento en las yemas de mis dedos el calor del Vesubio; desde aquí le hablo al árbol más viejo de Central Park, y al más joven, y me escuchan los sueños con papagayos y mantas que abrigan en todos los agujeros; desde aquí oigo a tu padre contarme el cuento de antes de dormir y a tu hijo llorarme la incipiente salida de uno de sus dientes, allá en vuestro París; desde aquí, en mi Sao Paulo, saboreo las vidas a las que no llego a vivir por mí misma, porque no soy tan alta, ni tan lista, ni tan guapa, y tampoco tengo escalera o taburete, para subir y llegar a los frutos de esas vidas; sin embargo, consigo probar su néctar con mi voz y mis sentidos, porque poseo mi mirada; sí, tengo La Mirada, y en el mar en que navega, no hay pirata que se atreva a robarla.
4 comentarios
Cerro -
lau -
Cerro -
Té la mà Maria -
un saludo