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Cerrolaza

ROMPIENDO MOLDES (O CÓMO HACER LITERAL UN DICHO CUALQUIERA)

ROMPIENDO MOLDES (O CÓMO HACER LITERAL UN DICHO CUALQUIERA)   

Entré decidido en la Boutique del Pan con las manos vacías y el dinero de mi hucha en los bolsillos, que bien cabía. El olor a pan horneado invadía todos los sentidos de las personas que se apilaban formando una cola de dragón gigante. “¿Quién es la última?”, preguntaba la señora que había entrado antes que yo. “Yo, la última soy yo”, le respondió un caballero trajeado con una ironía que salía contenta hacia el aire tras llevar un buen rato ahogándose por el nudo de una corbata rayada. Candeal, de Viena, chapata, magdalenas integrales, rosquillas, pan bimbo. “¡Me cachis en la mar salada, uno que se salva!”, pensé mientras cambiaba de pierna recta y de rodilla a doblar, que las colas cansan lo suyo. Un rato después, me encontré con un mostrador y un dependiente entre mi preciado tesoro y yo. “Buenos días”. “¿Qué hay?, pan de molde, todo el que tenga”. “¿Todo?”. “Eso he dicho”. “Aquí tienes, alhaja”. Pagué, sale caro el pan de goma, que así lo llamaba mi tío.

 

Llegué corriendo a casa con dos bolsillos vacíos y tres bolsas llenas de mi futura víctima. El calor era un buen recuerdo que ya no podía pagar. El frío invadía todos los muebles y se mezclaba con el calcio de mis huesos, que debía ser poco, pues la leche tampoco era barata en esos tiempos míos. Saqué, una a una, todas las rebanadas de pan, construí cuatro torres unidas por murallas: un castillo de pan de goma. Lo destruí de una patada. Me senté en el suelo de hielo y escribí mi nombre con mayúsculas de miga. “Ya es la hora”, me dije. Prendí un cigarro, el humo no terminaba de distinguirse del vaho que despedía mi boca sonriente por el temprano cumplimiento de mi plan. Hice unas oes de humo y vaho y me puse manos a la obra.

 

Disfruté como un enano desmenuzando, estirando, rasgando todo el pan. ¡Vaya si lo hice! En pocos minutos no quedaba una rebanada viva. Todo eran migas del tamaño de los trozos en que quedan los corazones de muchas personas que aman o amaban con la fuerza de un Sansón hasta un momento determinado, el mismo en que su amado rompió su corazón. Disfruté como un enano que se ve crecer. Disfruté rompiendo moldes. Ya podía decirme a mí mismo que, conmigo, rompí los moldes.

4 comentarios

Cerro -

Gracias a los tres. tres abrazos.

Marta -

Que rico esta el pan recien hecho, y q bien lo cuentas.
Un abrazo.

guanachinerfe -

Pasaba por aquí para ver qué hacías.
Un abrazo.

Té la mà Maria -

hay verdaderas obras de arte en algunas tiendas de pan, te lo comerias todo, hacen virguerias

saludos