DESPUÉS
Quiero que entiendas que a veces los camisones
son como un muro que separa corazones
de dos amantes que se mojan y se empapan
de dos adolescentes que aún no saben si se aman.
Nunca fui loco, aunque no siempre fui cuerdo
y, te lo juro, hay ratos que no me acuerdo
de mi razón para vivir que son tus besos
que dibujan las nubes en los firmamentos.
Y no es que anhele un pijama de madera
bajo una losa, algún ciprés y una maceta,
pero es que muero almorzando ese vacío
que quedó entre mis brazos, que da tanto frío.
Voy
cosiendo tu espalda,
bajo hasta tu falda,
la aguja me pide calma.
Siento entre tus piernas
lunares de seda,
retales de miel de abeja.
Quiero que entiendas que a veces no soy perenne,
mis hojas caen hasta un baúl resplandeciente
que es donde viven el dolor y la tristeza,
que de malas maneras marchitan tu tierra.
Y en bicicleta cabalgan los derrotados
que no pudieron conservar esos tratados
de paz de amores de cien mil cuerpos desnudos.
Yo me quedo quieto y a tu red me anudo.
Quiero que entiendas que a veces una calada,
mientras pasea mi mirada por tu espalda,
es una nube de amistad en nuestro cuarto
que presagia silencios de flores y abrazos.
Y las ojeras por una noche sin tiempo,
los agujeros ocupados por desiertos
de agua y de humo hacia los cielos desterrado.
Yo me quedo aquí y a tu piel me caso.
Voy
cosiendo tu espalda,
bajo hasta tu falda,
la aguja me pide calma.
Siento entre tus piernas
lunares de seda,
retales de miel de abeja.
Y un cigarrito pa´ después,
que no hay mejor momento que el humo entre tus manos;
y un cigarrito pa´ después,
que aún noto la hoguera al ver tus labios;
y un cigarrito pa´ después,
que el llanto hacia los cielos suba mientras amamos;
y un cigarrito pa´ después,
que ahora eres la dueña de mis años.
son como un muro que separa corazones
de dos amantes que se mojan y se empapan
de dos adolescentes que aún no saben si se aman.
Nunca fui loco, aunque no siempre fui cuerdo
y, te lo juro, hay ratos que no me acuerdo
de mi razón para vivir que son tus besos
que dibujan las nubes en los firmamentos.
Y no es que anhele un pijama de madera
bajo una losa, algún ciprés y una maceta,
pero es que muero almorzando ese vacío
que quedó entre mis brazos, que da tanto frío.
Voy
cosiendo tu espalda,
bajo hasta tu falda,
la aguja me pide calma.
Siento entre tus piernas
lunares de seda,
retales de miel de abeja.
Quiero que entiendas que a veces no soy perenne,
mis hojas caen hasta un baúl resplandeciente
que es donde viven el dolor y la tristeza,
que de malas maneras marchitan tu tierra.
Y en bicicleta cabalgan los derrotados
que no pudieron conservar esos tratados
de paz de amores de cien mil cuerpos desnudos.
Yo me quedo quieto y a tu red me anudo.
Quiero que entiendas que a veces una calada,
mientras pasea mi mirada por tu espalda,
es una nube de amistad en nuestro cuarto
que presagia silencios de flores y abrazos.
Y las ojeras por una noche sin tiempo,
los agujeros ocupados por desiertos
de agua y de humo hacia los cielos desterrado.
Yo me quedo aquí y a tu piel me caso.
Voy
cosiendo tu espalda,
bajo hasta tu falda,
la aguja me pide calma.
Siento entre tus piernas
lunares de seda,
retales de miel de abeja.
Y un cigarrito pa´ después,
que no hay mejor momento que el humo entre tus manos;
y un cigarrito pa´ después,
que aún noto la hoguera al ver tus labios;
y un cigarrito pa´ después,
que el llanto hacia los cielos suba mientras amamos;
y un cigarrito pa´ después,
que ahora eres la dueña de mis años.
3 comentarios
Cerro -
Magda -
Gracias por tu comentario y visita, tienes un blog muy lindo e interesante, además de que el diseño es muy bonito.
Te dejo un abrazo.
white -
Un placer leerte.