Blogia
Cerrolaza

BUSCANDO PISO

BUSCANDO PISO

Llevaba un cocodrilo en el bolsillo de la camisa, lo que era un problema a la hora de intentar sacar la cajetilla de tabaco para coger un cigarrillo; además, el bolígrafo bic había desaparecido entre las fauces del animal, con lo que Miguel no pudo apuntar el número de teléfono de aquel anuncio. ¡Maldita sea!, se dijo, aquel era el único anuncio de pisos donde ponía expresamente que se permitían mascotas. Tuvo que memorizar el número, no podía llamar allí mismo, dado que su móvil se encontraba en el bolsillo de la camisa, junto al cocodrilito.

 

Para cuando Miguel llegó a casa de sus padres y pudo hacer salir al reptil engañándole con una galleta, su memoria había cambiado el número de móvil, no al completo, sólo un siete, que ahora se había convertido en un setecientos cuarenta y ocho y, claro, cuando llamó preguntando por el anuncio, una voz femenina le dijo que ella no alquilaba ninguna habitación, pero que le encantaría conocer a su mascota y, quizás, podrían irse a vivir con ella, todo era hablarlo. Y así Miguel conoció al amor de su vida, Carlota. Carlota era una chiquilla pecosa y olvidadiza a la que, desde el primer momento, le cayeron bien Miguel y su cocodrilo y les dejó quedarse a vivir con ella en su pequeño piso. Allí vivieron los tres muy felices, sacándose fotos, paseando por el parque, asustando a los vecinos... hasta un día en que Carlota había salido a comprar avecrem para un guiso de carne y no regresó, porque se le había olvidado la dirección de su casa. Miguel lloró mucho, unos cinco o seis minutos y después se comió el guiso, un tanto soso sin el avecrem, y se echó la siesta. Tomó el piso por herencia y se quedó allí a vivir con Fede, que así se llamaba su mascota. Tiempo después, Miguel supo por el periódico local que a Carlota se le había olvidado lo que era un paso de peatones y había muerto atropellada; unos minutos después Fede se zampó a Miguel de un bocado y se quedó tan pancho.

2 comentarios

NOFRET -

Entro después de tanto tiempo y me encuentro con esta perlita! Creo que me identifiqué con el texto, prefiero los cocodrilos a los perros y me olvido mi dirección.
Saludos, Cerro! Una pena que ya no tengamos un lugar común para divagar y para que yo me sepa tus acertijos y arruine todo. ;)

Té la mà Maria -

Es increíble que la naturaleza pida a gritos ayuda, pero más increíble es que nadie la escuche
!!buenas fiestas!!