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Cerrolaza

Allí, en la playa

Allí, en la playa

Una lechuga iba rodando montaña abajo, la habían lanzado unos pilluelos para ver cómo se rompía al chocar contra alguna roca, sin embargo, la lechuga saltó los obstáculos y consiguió llegar rodando hasta el mar, allí se tumbó en la arena para ponerse morena. En esto que apareció un tomate y le dijo: "ten cuidado, lechuguita, yo estaba verde como tú y mira lo colorao que me he puesto por tomar el sol aquí" y soltó una lagrimita de ketchup. A la lechuga no le había dado tiempo a responder cuando oyeron llorar un bebé; se levantaron preocupados y fueron rodando un poco más allá, hacia el llanto; cuál fue su sorpresa al darse cuenta de que no había ningún bebé, sino una cebolla, porque las cebollas hacen llorar a los hombres, pero lloran como los niños; Lechuga y Tomate intentaron consolar a Cebolla, para lo que se pusieron a jugar al veo veo: "¿qué ves?" - dijo intrigada Cebolla -; "una cosita que empieza por la C", respondieron al unísono Tomate y Lechuga; pero, por desgracia, amiguitos, no les dio tiempo a terminar el juego... resulta que esa cosita que empezaba por la C era yo, Cerro.

 

Aquella mañana me hice una de las mejores ensaladas que recuerdo. Y allí, en la playa, mientras contemplaba jugar a las olas con el ritmo, me la comí en un periquete, claro.

3 comentarios

lau -

ay cerro, cómo eres, jejejej tenía ganas de leerte, como descubro siempre que pasan meses sin pasar por aquí.
Un besote

Cerro -

Hola, Gladys, tienes toda la razón, le faltaba algo de vinagre a la ensalada.

Un abrazo.

gladys -

Hola Cerro, soy una fanática de tus textos, me encanta tu estilo, y la manera sorprendente dar giros a los relatos, pero este, sinceramente me parece un poco flojo.